Quiero que me oigas, sin juzgarme.
Quiero que opines, sin aconsejarme.
Quiero que confí­es en mi, sin exigirme.
Quiero que me ayudes, sin intentar decidir por mi.
Quiero que me cuides, sin anularme.
Quiero que me mires, sin proyectar tus cosas en mi.
Quiero que me abraces, sin asfixiarme.
Quiero que me animes, sin empujarme.
Quiero que me sostengas, sin hacerte cargo de mi.
Quiero que me protejas, sin mentiras.
Quiero que te acerques, sin invadirme.
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten,
que las aceptes y no pretendas cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy,
hoy puedes contar conmigo.
Sin condiciones.
Si es cuestión de confesar no sé preparar café y no entiendo de fútbol. Creo que alguna vez fuí infiel. juego mal hasta el parqués y jamás uso reloj. Y para ser más franca, nadie piensa en tí como lo hago yo, aunque te de lo mismo. Si es cuestión de confesar nunca duermo antes de diez ni me baño los domingos. La verdad es que también lloro una vez al mes, sobre todo cuando hay frío. Conmigo nada es fácil, ya debes saber me conoces bien. Sin tí todo es tan aburrido...
Y cada día que pasa es uno más parecido a ayer. No encuentro forma alguna de olvidarte porque... seguir amándote, es inevitable. Siempre supe que es mejor cuando hay que hablar de dos empezar por uno mismo.

Hay momentos en la vida en el que un hombre razonable debe admitir que ha cometido un error terrible... ¡La verdad es que yo nunca fui un hombre razonable!

La vida no es como el teatro, que puedes ensayar las veces que quieras, hasta que te salga bien. Tienes que arriesgarte. Y cuando lo consigas, no esperes que te aplaudan y se baje el telón.